sábado, 19 de febrero de 2011

Nicaragua, la industrialización, y la realidad dependiente…


En un artículo anterior –Breve relación histórica del modelo productivo nicaragüense- hacía referencia a los diversos obstáculos que el pueblo nicaragüense ha encontrado en el momento que ha pretendido transitar por el camino del desarrollo, motivado por la transformación última de la realidad social en beneficio de un mayor grupo social; y de como esos obstáculos convergían en un elemento común a todas, la voluntad imperial de las administraciones estadounidenses –de las elites gobernantes, porque el pueblo estadounidense secuestrado culturalmente por esos grupos de poder, tiene problemas muy similares a los que enfrentan los pueblos de los países empobrecidos- que no ha dudado en utilizar todos los medios a su alance para afianzar y/o perpetuar la doctrina Monroeniana que haya eco en toda la política exterior estadounidense y de los sectores locales dependientes, sometidos, a sus políticas…
En realidad, Centroamérica siempre ha sido considerada por los EEUU su área de influencia más cercana, su traspatio, fuente de materias primas que nutren su industria; acorde a nuestra realidad adjudicada por la división internacional del trabajo. Es importante atender al hecho de que esa realidad ha generado una sumisión histórica en lo político, cultural y económico; en esta última área el efecto es una estranguladora dependencia de los sistemas productivos locales –en forma de financiación, o de la obtención y utilización de los medios de producción desarrollados al efecto por los países industrializados, de los que no poseemos independencia siquiera para su mantenimiento-; que como último efecto anula toda posibilidad de desarrollo en el área productiva… Así el camino hacia el desarrollo e industrialización efectiva se revela como un elemento de compleja resolución en los países empobrecidos.
En Nicaragua, con el triunfo de la revolución popular sandinista se pretendió romper con ese ciclo dependiente, pero la administración Reagan y su “Guerra de Baja Intensidad” fueron un obstáculo permanente para la joven revolución que llegaba a la administración de un estado en bancarrota, con un caduco modelo productivo…
En esta nueva etapa que se está desarrollando en Nicaragua dirigido por el FSLN -tras 15/16 años de neoliberalismo voraz-, el modelo productivo está siendo reestudiado, reajustado y revitalizado partiendo de la necesidad de desarrollar el sector energético –lograr la independencia energética con el uso de energías limpias producidas en el país- como elemento fundamental de cualquier proceso encaminado a la industrialización del sector productivo, en ese sentido, inevitablemente encontraremos obstáculos en su desarrollo que sólo pueden ser definidos desde la teoría de la dependencia
En ese sentido, el desarrollo del área productiva requiere de dos elementos: Financiación; generalmente es el aspecto económico que más subyuga a nuestros pueblos –en forma de deuda interna y externa-, pero sin el cual toda idea de desarrollo es impensable, en el caso de los países empobrecido la situación es más dramática, pues las clase poseedora del capital sin visión incluyente de sociedad, tiende a invertir en las áreas especulativas de la económica, siguiendo el principio neoliberal del máximo beneficio que se resume en mucha pobreza y exclusión para la sociedad en la que se llevan a cabo… El otro elemento es la educación: en esta aspecto, más allá de la formación de profesionales como primer paso elemental para el desarrollo social, se requiere que esta área disponga de un buen programa de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I), que nos lleva inevitablemente al primer punto (financiación)…
Ante esta realidad, para el futuro de Nicaragua y de su modelo productivo, se revela necesario que la industrialización se encamine hacia un modelo que procese nuestras materias primas y materias de consumo producidas por la “agroindustria local” -nuestro principal rubro-, y ponerlos en el mercado internacional como productos con elaboración intermedia –no se requiere un gran aparato industrial-; así mismo al interior debemos de encaminarnos a solventar el mercado local desde nuestro propio sistema productivo, este sería el primer germen de una industrialización nacional independiente que finalmente sustente un desarrollo y bienestar social para el universo ciudadano.
Más allá de los aciertos en la asistencia a los sectores vulnerables de nuestra sociedad ejercidos desde el GRUN, lo más importante para nuestro futuro, es la apuesta del gobierno por la educación como indispensable ingrediente para la sociedad que queremos construir…, acompañado de una decidida revolución cultural que nos despoje de los viejos dogmas que nos ha trasmitido el capitalismo global para su supervivencia, haciendo caduco los viejos principios del Desarrollo Lineal, La Ayuda al Desarrollo –prestamos-, etc., que a la postre generan más dependencia…

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